CAER Y LEVANTARSE

Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único.

Artículo 547. Justo después de escribir el artículo de la semana pasada, tropecé y me rompí la cabeza del fémur de mi muñón. Fue curioso porque entre acabar la columna anterior y tropezar no pasaron ni 6 minutos.

Pero para mi lo más interesante de la caída, la operación y el postoperatorio es el arte que tiene la enfermedad de descubrirte la gente que te apoya, te quiere y te ayuda. Creo que es el filtro perfecto para saber quien te aprecia en tu vida y además es un increíble acelerador de lo que es en realidad la amistad, el amor y la generosidad que existe alrededor tuyo.

Además siempre que he enfermado he descubierto la fuerza de médicos, auxiliares y enfermeras que destilan pasión por su profesión y sonrisas perpetuas. Pero sobretodo me quedo con… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:

3er puesto “De que hablo cuando hablo de correr” escrito por Haruki Murakami (Tusquets Editores) Un libro que da felicidad instantánea y que te enseña los trucos que le ayudan a vivir al maestro.

2º lugar. “Respirar” Esta canción de Bebé se ha convertido en un himno de mi alma en este instante de mi vida. Es pura vida y belleza sonora, creado por alguien que sabe lo que es sufrir y compartir.


1ª posición. “Restaurante Tritón” (Carretera de Torroella de Montgrí a Palafrugell) El lugar que me acogió tras la caída, me dieron cariño y comí los mejores mejillones a la brasa del mundo. Gracias por destilar generosidad.

Y durante estas doce semanas que he de volver a aprender a caminar, me quedo con una frase que me dijo un amigo mío de hospital que nos dejó pero que nunca olvidé. El siempre afirmaba que: “Lo mejor de romperte es descubrir que jamás estuviste entero del todo y que en realidad toda rotura es una recomposición de tu vida que necesitabas”.

Por cierto, cuando desperté de la operación soñé que el gordo de la Navidad acabaría en 147, ahí lo dejo… ¡Feliz lunes!

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