CATÁSTROFES DOCUMENTALES

Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único.

Artículo 739. Mi vecino de 94 años, ese ser lúcido que me tropiezo a veces en el rellano, me comentó el otro día lo extraño que es ver convertidas todas sus películas de catástrofes favoritas en una dura realidad documental. Todo es posible: Nevadas impresionantes, volcanes en erupción y pandemias planetarias.

Pero él ve una diferencia clara entre las películas y la realidad, un detalle que yo creo que radiografía su forma de ser. Él me dijo… Casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:

3er puesto. “Cry Macho” escrita por Richard Nass. Ese bolero final supura una declaración de intenciones. Clint nos quiere dejar una herencia sobre lo que es la valentía.


2º lugar. “El chico más bello del mundo” escrito y dirigido por Kristina Lindström y Kristian Petri. (Filmin) Un interesante documental sobre el mundo Visconti y los efectos secundarios que provoca su búsqueda de la belleza.


1a posición. “El mapa de las pequeñas cosas perfectas” escrito por Lev Grossman. (Amazon) Kyle Allen interpreta a alguien obsesionado por encontrar un rumbo en su vida en esta bella historia sobre las casualidades que marcan nuestra existencia.


Y lo que él me dijo es que la diferencia entre esas películas de ficción y la realidad es la falta de empatía de mucha gente. Él cree que ese es el gran problema de este universo, la dificultad de comprender el dolor de los extraños y de poner todo de tu parte para evitarlo. Él me dijo un día, al principio de la pandemia, que las mascarillas eran un test de empatía que servía para diferenciar a los que se preocupaban más por los otros que por uno mismo. Un pequeño gesto que apoya la salud de todos.

Siempre he creído que tiene razón, quizás por ello mi nuevo libro tiene como título una frase que me regaló cuando me habló de las personas que te marcan: “Estaba preparado para todo menos para ti”. Y es él quien cree que siempre llega gente que te cambia de arriba a abajo tu vida y no te imaginas que puedan existir. ¡Feliz lunes!

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