GLOBOS DESHINCHADOS

Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único.

Artículo 484. El otro día conocí a una mujer que se dedicaba a atender personas que tenían quejas. No diré donde trabaja porque creo que es lo de menos y como me dijo ella: “Lo de menos es la queja en sí, lo importante es saber que te escucharán y te darán una solución”.

Era una mujer que desprendía una paz brutal. Le pregunté como se lo hacía para hablar con gente que estaba enfadada durante toda su jornada de trabajo. Y ella me explicó que… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:

3er puesto. “La rosa tatuada” (Centro Dramático Nacional) Este texto de Tennessee Williams está impregnado de una emoción que explota dentro de ti durante la función al igual que esa urna de cenizas que acaba hecha añicos.
Rosa1
Rosa2

2º lugar. “Museo Victorio Macho” (Toledo) Observar esa estatua del Danielillo datada en 1903 me llevó a una emoción difícil de expresar. Es como si desprendiera verdad y dolor.
Victorio1
Victorio2

1ª posición. “Por qué el mundo no existe” de Markus Gabriel (Ediciones Pasado & Presente) Un libro que necesita de todos tus sentidos para comprenderlo pero que logra que aparezca uno nuevo dentro de ti cuando lo finalizas.
Markus1
Markus2

Y volviendo a la mujer que escuchaba broncas. Me contó que para ella la gente cuando llegaba eran como globos hinchados. Sólo verles los ojos podía ver cuanta presión de bronca llevaban dentro. Ella jamás les atacaba porque eso equivaldría a intentar pincharlos y lo único que conseguirías es que se inflaran más. Ella siempre les decía con una sonrisa que tenía que atender una llamada rápida pero que luego les atendería y les escucharía. Mientras contestaba esa llamada ficticia veía como se iban desinflando.

“Los ojos se despresurizan y el globo se deshincha si sabes que te escucharán” me susurró. Creo que todos deberíamos tener esa habilidad de conocer la presión de esos globos enfadados, no hay duda que es un gran don. ¡Feliz domingo!

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