Artículo 449. El otro día me llegaron tres historias que se compaginaban. Por un lado un amigo me habló de los 100 objetos que se dejaron abandonados en la luna. Me explicó que hay desde naves, fotos de familia, pelotas de golf, plumas de aves, martillos y hasta unas 90 bolsas llenas de las necesidades de los astronautas… Él tiene la teoría de que si un día otra especie llega a la luna, no acabará de entender bien a la raza humana…
Yo creo que será justo lo contrario… Y es que la 2a historia hablaba sobre un estudio que leí…. Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “Cuando me siento bien” Este tema de Efecto Pasillo se ha convertido en mi canción del verano, tiene ese estribillo perfecto que te hace sentir pletórico.
2º lugar. “Lilting” La increíble actuación de Ben Whishaw consigue sintetizar la desesperación por la pérdida absurda de una felicidad.
1a posición. “Señor Manglehorn” Al Pacino está estupendo y pienso que mucho tiene que ver con que la historia fluye sin buscar un gran final, sino tan sólo mostrar una senda.
Y el estudio que leí hablaba sobre la cantidad de objetos que se dejan abandonados o se pierden en los hoteles después de unas vacaciones. Lo más típico que se abandona son libros, prendas de ropa con manchas y cremas de sol. El estudio acababa cifrando el peso medio por cada turista en 327 gramos de abandono y 30 gramos de pérdidas.
Y la tercera historia fue un dato científico que me contó un psicólogo sobre esos objetos que no abandonamos sino que perdemos. Resulta que han descubierto que el cerebro jamás deja de pensar en los objetos importantes que hemos perdido en nuestra vida. Una parte del cerebro sigue buscando esos objetos aunque nosotros ya ni pensemos en ellos.
Me entusiasma saber que en segundo plano nuestra cabeza jamás abandona la búsqueda de cosas y seguramente de personas que perdimos… ¡Feliz domingo!