Artículo 457. Esta semana estuve en Colonia y me fascinó ver un puente gigantesco donde había un montón de candados enganchados en una valla colindante. Son candados que simbolizan amor, había decenas de miles. Salía el nombre de los enamorados, el año que lo colocaron y hasta una pequeña frase donde condensaban su amor.
Pero no fue esto lo que me fascinó, ya conocía por películas la moda de resumir tu amor en un objeto tan extraño como un candado. Lo que realmente me entusiasmó fue lo que me contó un alemán de 90 años que buscaba su candado y me explicó una historia extraordinaria, resulta que… Casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “El marciano” de Andy Weir (Ediciones B) Uno de los mejores libros que he leído en años, su tecnología y humanidad van a la par. Imposible parar de leer.
2º lugar. “Sin límites” (Blu-ray) Comparte idea con la extraordinaria Lucy de Luc Besson y ambas consiguen que la acción sea infinita y la distracción máxima.
1a posición. “Psicosis” (Auditori Fórum) La Orquesta Simfónica del Vallés consiguió con un trabajo fantástico que disfrutáramos de un Halloween diferente y que olvidáramos la magnífica película para centrarnos en su maravilla orquestral.
Y lo que me relató el hombre alemán fue que hace unos años unos ladrones robaron miles de candados, los fundíeron y los tranformaron en nuevos candados que revendían en los alrededores del puente para que la gente los volviera a colocar.
“Fue metafórico… Era como reciclar el amor…” me relató. “Lo curioso es que jamás robaban candados que tuvieran una antigüedad superior a 15 años.. Eran extraños ladrones con principios en cuestiones amorosas” añadió.
Buscamos su candado que llevaba 46 años en aquel puente, cuando lo encontramos se lo miró y me dijo: “Realmente siempre lo recordé diferente en mi cabeza…” No hay duda que aquello fue otra metáfora del amor… ¡Feliz domingo!