Artículo 502. Ayer me tropecé con un amigo que hacía tiempo que no veía. Cuando yo tenía 13 años, él tenía 45 y coincidíamos en las quinielas. En aquel tiempo tenías que hacer fuertes las equis para que el calco que unía las papeletas quedara marcado.
Él siempre me ayudaba a acertar el máximo de partidos posibles y me aconsejaba sobre la vida. Le perdí la pista casi 30 años y ayer me lo reencontré. Ya no creía en el fútbol, me dijo que era un deporte inventado para que se diviertan los de siempre y observen los que jamás pueden participar.
En lo que si continuaba creyendo era en… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “Dalí, Shakespeare y Visconti” (Castell de Púbol) Una exposición fascinante sobre las uniones creativas y que es posible ver en acción en los propios jardines del propio castillo. Absolutamente increíble y a destacar ese ajedrez de pulgares propios.
2º lugar. “El despertar del corazón” de François D’epenoux (Grijalbo) Una preciosa historia generacional sobre la inteligencia de los abuelos y la interesante relación con nietos observada por los hijos protectores.
1ª posición. “El foraster” (Tv3) Me entusiasmó ese especial en Mercabarna, esa ciudad única que no para y donde fruta, pescado y carne se solapan en un círculo diario sin fin.
https://www.youtube.com/watch?v=FfHnVcBHZG8
Y volviendo al hombre de las quinielas y los calcos me dijo que seguía creyendo en el azar y en la suerte. “La vida es azar con suerte” me susurró.
Por ello dice que con los años había decidido no hacer ni él las primitivas a las que jugaba, sino que buscaba las equivocaciones, aquellas apuestas que la gente hace por error y la lotera deja en el cristal por si alguien las quiere. Sólo se llevaba esas porque como me dijo: “Sólo ganan los que van contra corriente y sólo pierden los que piensan en la importancia de ganar”. ¡Qué feliz estoy de reencontrarlo!