LLEGAR CANSADO A LOS 17

Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único.

Artículo 592. El otro día oí por la calle a un chico decir la frase: “Nunca pensé que llegaría tan cansado a los 17”. Le conté ese comentario a un amigo y me dijo que ahora los 17 años son agotadores comparados con los nuestros. Que con las redes sociales todo se revive muchas más veces.

Pensé que tenía razón. Pero quizás me quedo con esta otra reflexión que pillé también al vuelo. En un tren, otra chica de 17 años le enseñaba a su hermano de unos 9 años el truco para chasquear los dedos. Le decía… Casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:

3er puesto. “Esa visible oscuridad” escrito por William Styron (Capitán Swing). Un maravilloso libro que te transporta a la locura. Cada palabra supura una realidad que te conmociona.

2º lugar. “El cine en vivo y sus técnicas ” de Francis Ford Coppola (Reservoir Books). Coppola consigue crear un estudio sobre el futuro del cine. Él aboga por la estupenda idea del cine en directo, rodar una película en vivo y emitirla al unísono en cientos de cines.

1ª posición. “Lean on Pete” escrita y dirigida por Andrew Haigh. Una bella historia que se saborea y que habla de los miedos, de su aceptación y de tu lugar en el mundo dentro de la madre naturaleza.


Y lo que le contaba sobre chasquear los dedos es que el sonido no se produce al chocar el dedo corazón con el pulgar sino al chocar el dedo central contra la palma y poner a la vez en forma de cono el anular y el meñique.

En otras palabras, le decía que si no formaba un cono con el anular y el meñique nunca sonaría el chasquido. El hermano después de tanta explicación, le miró y finalmente le dijo: “Ya lo probaré cuando tenga 10 años”.

Quizás lo bueno es que esta siguiente generación tiene a su alcance la misma información que la anterior pero también la paciencia para ponerla en práctica cuando desea. Por cierto, tiene razón, sin el cono no chasquean los dedos. ¡Feliz miércoles!

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