Artículo 426. Pienso que a veces estaría bien contaros desde donde escribo. Iniciar siempre las columnas explicándoos donde las estoy creando porque siempre he creído que los lugares acaban perfumando lo que cuentas.
Hoy estoy en un avión, a 11.000 metros de altura. Y aunque deseo contaros una cosa en particular, noto que acabaré hablando sobre todo lo que significa volar tras la tragedia…
La mujer de al lado, que ronda los 85, noto que mira como escribo. Me dice ahora que ronda los 88 y siento que me contara algo y seguramente lo que me relate lo acabaré trascribiendo. Así que os dejo con lo mejor de mi semana y tras la conversación con ella os cuento…
3er puesto. “Ida» Una película que mezcla conceptos contrarios y acaba obteniendo una gran similitud entre todos los personajes. Sencilla pero a la vez extremadamente complicada.
2º lugar. “Réquiem y Sinfonía número 40” (Palau de la música) Me entusiasmaron esos coros Ucranianos, había en ellos una concentración intensa y una búsqueda de la conexión.
1a posición. “The script” (Palau Sant Jordi Club) Uno de esos increíbles conciertos que están llenos de pasión y donde se contagian las ganas de vivir y de compartir lo sentido. ¡Brutal!
Y hemos hablado media hora, ahora ella duerme. Me ha contado algo increíble, me ha hablado de su marido al que le encantaba volar. Sus dos grandes pasiones eran volar y la uva. Así que siempre que cogía un avión, se llevaba muchos racimos de uva y los compartía con todo el pasaje.
“Antes se hablaba en los aviones” me dice. “Antes se compartían cosas, experiencias y hasta palabras”, añade. “Y hoy noto que la gente quiere volver a compartir. Es curioso que un acto tan inhumano nos haya vuelto más humanos. Hemos vuelto a aprender a volar…”
Sonrió y ya no dijo nada más. Reaprender a volar, bonito concepto… ¡Feliz domingo!