Artículo 562. Me entusiasma cuando un recuerdo te aparece, te apuñala y de repente te abre una brecha dentro de ti. A mi me ocurre constantemente. Un olor me puede llevar a la infancia, una prenda concreta que había olvidado me transporta a mi adolescencia.
Esos recuerdos no los sé ubicar. A veces intento reproducir ese olor con matices y no puedo o aquel chándal verde y tampoco recuerdo su tonalidad exacta.
No podemos tele transportarnos a través de los recuerdos con todos los matices que necesitamos y eso demuestra que esta vida no es perfecta.
Y el otro día estaba con un amigo y a él le vino un recuerdo, un flash que también reconocí como propio. Fue… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “Roy Orbison con la Royal Philharmonic Orchestra” Un CD magistral, cada sonido supura esa verdad y felicidad que Roy impregnaba a cada uno de sus increíbles temas.
2º lugar. “George Lucas” escrito por Brian Jay Jones (Reservoir Books) Excelente biografía sobre el poder y el control que se necesita en el mundo del cine para conservar la esencia del creador y la obra.
1ª posición. “The boy who could fly ” escrito y dirigido por Nick Castle (DVD) A veces redescubres una obra maestra que no conocías, te entusiasma sin límites y no sabes como podías haber vivido sin saber de su existencia.
Y mi amigo de repente recordó aquellos cuadros 3D, aquellos estereogramas que se pusieron de moda hace muchos años y que tenías que mirar fijamente durante minutos para ver lo que se escondía detrás. No necesitabas gafas, tan solo cruzar los ojos y algunos afortunados sonreían viendo algo increíble.
Mi amigo no vio jamás nada y yo la verdad tampoco. Pero aquella imagen, aquel recuerdo de no ver nada nos transportó muy lejos. Es increíble, hasta el recuerdo fallido de no haberlo conseguido, te puede traer una felicidad casi mayor que haberlo logrado. ¡Feliz lunes!