LO QUE CUELGA ES LO QUE ERES

Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único. Ama tu caos. Ama tu diferencia. Ama lo que te hace único.

Artículo 425. El otro día escuché una de esas conversaciones que se te cruzan. Un hombre y una mujer que rondarían los 80 años hablaban sobre ropa. Pero no sobre la ropa que llevaban en este instante sino sobre la que poseían cuando eran pequeños.

Se preguntaban donde estaría la ropa de cuando fueron pequeños ya que no poseían ninguna prenda. Dudaban si finalmente fue a algún sitio o simplemente desapareció de este Universo.

Pensé que aquello daba para un artículo pero de pronto otra historia se me cruzó esa tarde, conocí en una firma de libros a una mujer que de su cuello colgaba… Casi os lo cuento después de mi semana:

3er puesto. “El hombre más enfadado de Brooklyn». Ver la última película de Robin Williams hizo que brotaran muchas lágrimas. La secuencia junto a James Earl Jones rebosa maestría.
Brook1
Brook2
https://www.youtube.com/watch?v=SeNWPaHNUMg

2º lugar. “Song one” Dulce, sencilla y luminosa. Un viaje lento hacia las reconciliaciones y las casualidades.
Song1
Song2
https://www.youtube.com/watch?v=Ph8behyaYFg

1a posición. “Predestination” Esta joya hay que visionarla varias veces y habla de las elecciones que tomamos en los instantes que menos esperamos pero que condicionan lo que somos. ¡Brutal!
Predestination1
Predestination2
https://www.youtube.com/watch?v=Wd2-XUNnVy4

Y volviendo a la mujer que conocí aquella tarde en la firma de libros, de su cuello colgaba una llave bastante inmensa y dorada. Me pareció que era demasiado grande para llevarla del cuello y no pude más que preguntar que abría.

Me imaginé que sería de una caja fuerte o de un armario importante o quizás hasta de un hogar que no visitaba en tiempo…

“Abre el ataúd de mi tío” me contestó. No me dio más pistas, no me quiso contar nada más. De su cuello brotaba una llave que abría un ataúd que estaba a más de dos metros bajo tierra y que nunca sería abierto.

La sinceridad y la energía que marcó su respuesta me hizo ver que aquella llave era su religión y una declaración de intenciones. Y es que casi siempre lo que cuelga de nuestro cuello nos define totalmente. ¡Feliz domingo!

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