Artículo 451. Siempre había leído que había mil cosas que hacían única a una persona. El ADN, el carácter, la forma de vestir, el olor y hasta la forma de aplaudir, toser o reír… Existen mil y una características que hacen a cada persona un ser diferente y único.
También estoy de acuerdo con la poetisa Wislawa Szymborska que los rostros y los cuerpos son lo de menos. Ella creía que la naturaleza es vaga y repite caras y cuerpos y que no sería de extrañar que nuestra panadera tuviera la cara de Juana de Arco o el kiosquero el cuerpo de Sócrates.
Todo esto os lo cuento porque hace poco han descubierto otra característica curiosa que nos hace únicos, resulta que la Universidad de Oregón ha demostrado… Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “Ping Pong Summer” (Blu-Ray) Me fascinó esta vuelta a los 80. Una película hermosa, cuya nostalgia le da un plus increíble y que destila esa forma de comunicarse única que se poseía antes del boom de internet.
2º lugar. “El bar de las grandes esperanzas” (Ediciones Duomo) J. R Moehringer nos ofrece una brutal autobiografía repleta de personajes geniales y llenos de parte de su esencia y su destino.
https://www.youtube.com/watch?v=XD0EMcpjM3k
1a posición. “Puntos suspensivos” La letra de esta canción de Vetusta Morla me ha llegado en el momento adecuado y ha subido al Top Ten de la música de este año…
Y lo que ha descubierto la Universidad de Oregón es que cada persona tiene una aura microbriana única. Es decir una nube de microbios que están alrededor nuestro vayamos donde vayamos y esa aurea es tan personal que a través de esa nube de microbios pueden saber donde estuvimos y cuanto tiempo nos quedamos.
Y lo que es realmente poético es que hasta cuando te mueres, tu aura microbiana aún perdura un tiempo alrededor tuyo y migra a la persona que tengas a lado tuyo en aquel instante. Convirtiendo su aurea en parte de la tuya… ¡Feliz domingo!