Artículo 441. El otro día recordé a una persona de la que me había olvidado. La conocí en el hospital cuando era pequeño, era un enfermo como nosotros, tenía unos 64 años y siempre nos pedía que dejáramos los libros que nos habían regalado cuando abandonábamos el hospital.
Nunca supe que tenía, era alguien que no hablaba mucho pero que cuando llegabas al hospital, te miraba, te hacía tres preguntas y te traía un libro, en el que estaban subrayadas partes por si no te lo querías leer todo.
Él no creía en las enfermedades sino en la cultura porque podía vencer cualquier inconveniente. Siempre citaba a Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre”. Lo curioso es que ahora me doy cuenta… Bueno, casi os lo relato después de lo mejor de mi semana:
3er puesto. “Jonc & Jazz” (Palau de la Música) Me encantó la felicidad que residía en toda la orquestra. Ver bailar a uno de los músicos con su contrabajo durante todo el concierto fue inspirador.
2º lugar. “El amor Brujo. El fuego y la palabra” (Festival de Peralada) Lograron una sensación de poesía, dolor y anhelo que te conmueve y te arrastra. Absolutamente única.
1a posición. “Béjart Ballet Lausanne” (Festival de Peralada) Una danza impresionante y repleta de una belleza brutal. El final a ritmo de Ravel fue fascinante en ese lugar idílico.
Y de lo que me doy cuenta ahora es que aquel hombre era una biblioteca popular andante. La primera biblioteca que conocí. Alguien que te conocía, adivinaba tu gusto y te dejaba libros a la carta y con el extra que antes de prestártelo, siempre te leía una cita.
Nunca olvidaré la que me susurró de “El manantial”: “No reconozco ninguna obligación hacia los demás, excepto una: Respetar su libertad y no formar parte de una sociedad esclava”. Eran palabras de Ayn Rand pero sonaban como propias.
Hay gente tan mágica y única… ¡Feliz domingo!